Hemorragia nasal crónica o epistaxis, ¿qué debo hacer?

En la mayoría de las personas, la hemorragia nasal crónica se debe a causas locales

¿Sufres hemorragia nasal crónica o epistaxis? Conoce sus causas más comunes, síntomas de alarma, diagnóstico y los tratamientos más efectivos para controlarla y prevenir nuevos episodios

Las hemorragias nasales siempre llegan sin avisar. Una tarde tranquila, viendo la televisión, o justo cuando estás a punto de quedarte dormido, notas de repente un goteo cálido que baja por la nariz. A veces queda en un susto pasajero, pero cuando estos episodios se repiten una y otra vez, ya hablamos de hemorragia nasal crónica o epistaxis. Y ahí aparece la pregunta inevitable: ¿es algo normal o debería preocuparme?

La verdad es que casi todos hemos tenido un sangrado nasal en algún momento de nuestra vida. Sin embargo, cuando se convierte en algo frecuente, deja de ser una simple molestia y puede estar diciéndonos que algo más está pasando en la nariz… o incluso en todo el organismo.

En este artículo nos proponemos exponer, de manera clara y cercana, cuáles son las causas más habituales, cómo se diagnostican y, sobre todo, qué hacer si las hemorragias se convierten en parte de tu día a día.

¿Por qué aparece una hemorragia nasal crónica o epistaxis?

El interior de la nariz es como un tejido delicado, recubierto de mucosa muy fina y con infinidad de vasos sanguíneos diminutos. Basta una irritación, un golpe o simplemente la sequedad ambiental para que alguno de esos vasos se rompa y empiece a sangrar.

En la mayoría de las personas, la hemorragia nasal crónica se debe a causas locales. Quienes viven en climas muy secos o pasan horas bajo la calefacción suelen notar cómo la mucosa se agrieta y se vuelve más frágil. También ocurre en quienes se suenan con demasiada fuerza o tienen la costumbre de manipular la nariz.

Pero, ojo, no siempre es tan sencillo. En ocasiones, el sangrado se relaciona con hipertensión, problemas de coagulación o el uso de fármacos como anticoagulantes. Por eso conviene no quedarse con la explicación fácil de «se me resecó la nariz» y consultar cuando el problema se repite.

Recuerdo a un paciente que llegó convencido de que su oficina y el aire acondicionado eran los culpables de sus sangrados. Tras una revisión completa descubrimos que su tensión arterial estaba descontrolada.

Ese hallazgo cambió su tratamiento y, lo más importante, evitó complicaciones mucho más serias.

Señales que no debes pasar por alto

No todos los sangrados nasales tienen la misma importancia. La mayoría se frenan solos en pocos minutos y no representan un riesgo. Pero hay situaciones que deben ponernos en alerta:

  • Si el sangrado es abundante y no se detiene tras 15 o 20 minutos de presión.
  • Cuando se repite varias veces en la misma semana.
  • Si notas que la sangre corre hacia la garganta de manera continua, en lugar de salir solo por la nariz.
  • Cuando, además de la sangre, aparecen mareos, palpitaciones o un cansancio fuera de lo normal.

La hemorragia nasal crónica no solo resulta molesta, también puede afectar mucho la calidad de vida. Hay pacientes que evitan reuniones sociales por miedo a sangrar en público, o que se despiertan de madrugada con la almohada manchada y la preocupación en el cuerpo.

Y es que no hablamos solo de un problema médico: también pesa el impacto emocional.

Cómo se diagnostica una hemorragia nasal crónica o epistaxis

El diagnóstico de la hemorragia nasal crónica comienza con algo tan básico —y a la vez tan importante— como una buena historia clínica. El especialista preguntará cada cuánto ocurre, en qué circunstancias y si existen antecedentes familiares.

Después suele realizarse una exploración con endoscopio, que permite observar el interior de la nariz con detalle. A veces se localiza un punto muy concreto, como una pequeña variz o una úlcera, que explica todos los sangrados.

En otros casos hacen falta pruebas adicionales, como análisis de coagulación o estudios de imagen. Esto es habitual cuando el sangrado viene de la parte posterior de la nariz, más difícil de localizar a simple vista.

Lo esencial es comprender que no se trata solo de «cortar la hemorragia» en ese momento, sino de averiguar el porqué. Porque si la causa sigue ahí, lo más probable es que la hemorragia nasal crónica regrese tarde o temprano.

Tratamientos: desde lo más sencillo hasta lo especializado

El tratamiento de la hemorragia nasal crónica dependerá siempre de la causa. En los casos leves, suelen bastar medidas simples: hidratar la mucosa con soluciones salinas, evitar ambientes demasiado secos y no manipular la nariz.

Algo tan sencillo como usar un humidificador en el dormitorio puede hacer una gran diferencia.

Si el sangrado persiste, el otorrinolaringólogo puede recomendar una cauterización. Aunque el nombre suene intimidante, en realidad es un procedimiento rápido, ambulatorio y muy eficaz que sella el vaso sanguíneo responsable.

En los casos más complejos, como las hemorragias de origen posterior o las asociadas a enfermedades generales, puede ser necesario recurrir a taponamientos, pequeñas intervenciones quirúrgicas o ajustes en la medicación.

Y aquí conviene recalcar algo: no todos los sangrados son iguales. Automedicarse o probar remedios caseros no siempre es lo más recomendable.

En nuestra consulta hemos visto a personas aplicar sustancias irritantes o introducir objetos en la nariz intentando detener la sangre… y lo único que lograron fue empeorar la situación.

Qué hacer en casa cuando empieza el sangrado

Cuando ocurre, lo primero es mantener la calma. El nerviosismo suele hacer que todo parezca más grave. Estos pasos pueden ayudarte:

  • Siéntate derecho y echa un poco la cabeza hacia adelante (nunca hacia atrás, porque la sangre se puede ir a la garganta).
  • Presiona con los dedos la parte blanda de la nariz durante unos 10-15 minutos seguidos.
  • Coloca frío en el puente nasal, por ejemplo, una bolsa de hielo envuelta en un paño.

En la mayoría de los casos, con estas medidas el sangrado cede. Pero si notas que la hemorragia nasal crónica se repite con frecuencia, no dudes en consultar a un especialista.

Prevención: pequeños gestos que ayudan mucho

La prevención es clave. Muchas hemorragias se pueden evitar con cuidados sencillos: mantener la nariz hidratada, sobre todo en invierno o en ambientes secos; evitar el tabaco y el humo; no sonarse con brusquedad.

Un detalle curioso: los cambios de altitud pueden ser un desencadenante. Personas que viajan mucho en avión o viven en zonas de montaña suelen referir más episodios de sangrado. Anticiparse con hidratación nasal puede evitarte el problema.

Además, es fundamental controlar la tensión arterial y revisar periódicamente la medicación con el médico, en especial si tomas anticoagulantes.

Al final, se trata de sumar pequeños hábitos saludables y revisiones oportunas que, juntos, hacen una gran diferencia.

En síntesis, tu cuerpo siempre avisa

La hemorragia nasal crónica no es algo que debamos tomar a la ligera. Aunque en la mayoría de los casos no es peligrosa, puede ser la señal de que algo más está ocurriendo.

Lo importante es no acostumbrarse a vivir con sangrados frecuentes. Consultar a un especialista permite dar con la causa, solucionarla y, además, descartar problemas más serios.

Piensa en tu cuerpo como en un buen amigo que siempre avisa cuando algo no va bien. La nariz, con sus vasos tan frágiles, es uno de esos mensajeros. Escucharla, actuar a tiempo y cuidar los detalles puede marcar la diferencia entre un malestar pasajero y una solución definitiva.

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