Enfermedades como el hipertiroidismo o el cáncer de tiroides se pueden tratar mediante una cirugía de tiroides mínimamente invasiva
Las enfermedades que surgen a raíz de problemas en la glándula tiroidea pueden provocar subidas de peso, cansancio o apatía. Pero también temblores, sudoración o insomnio. Lo que da buena muestra de la diversidad de las patologías asociadas a una glándula esencial de nuestro cuerpo. Ya que las hormonas que genera la tiroides son esenciales para la regulación de la energía, el metabolismo o el funcionamiento de órganos.
En la actualidad, en torno a un 10% de la población española sufre alguna patología relacionada con la glándula de la tiroides, pero el 25% de las personas no están diagnosticadas. Siendo las enfermedades más comunes en este ámbito el hipertiroidismo y el hipotiroidismo.
De ahí que una de las preguntas más frecuentes en torno a las patologías tiroideas sea si se pueden tratar con una cirugía de tiroides o, en cambio, solo es posible recurrir a un tratamiento farmacológico continuo.
A continuación, vamos a responder a las principales cuestiones en torno a la cirugía de tiroides, teniendo en cuenta las diferencias que existen entre las diversas patologías.
Hipertiroidismo vs. Hipotiroidismo
El hipertiroidismo surge cuando la tiroides genera un exceso de hormonas en comparación a las que el cuerpo del paciente necesita. Este excedente puede provocar pérdida de peso, nerviosismo, evacuaciones intestinales frecuentes, sensibilidad al frio o debilidad muscular.
Existen diferentes causas que provocan el hipertiroidismo. La más común es la enfermedad de Graves. Esta patología es un trastorno autoinmunitario que lleva a la hiperactividad de la glándula tiroides. Se trata de una respuesta anormal del sistema inmunitario que afecta mayoritariamente a mujeres.
Por contra, el hipotiroidismo se origina cuando la glándula tiroidea genera menos cantidad de hormonas de las que necesita el cuerpo del paciente, afectando a funciones neuronales, digestivas o metabólicas.
Los pacientes que padecen hipotiroidismo sufren, comúnmente, aumentos de peso, cansancio e inclusos cuadros de apatía y depresión. La causa más habitual del hipotiroidismo es la enfermedad de Hashimoto, en la cual el sistema inmunitario produce anticuerpos que atacan a la glándula tiroidea.
Para el diagnóstico de ambas enfermedades es necesario que el paciente se someta a un análisis de sangre en el que se buscarán determinados parámetros que definirán si el paciente padece alguna afección relacionada con la tiroides. Este análisis se centrará en la TSH u hormona estimulante de la tiroides. Ya que unos niveles demasiado altos serían indicativos de que el paciente padece hipotiroidismo. Mientras que unos niveles bajos serían un indicio de que la persona que se ha sometido al análisis padece hipertiroidismo.

¿Qué patologías se pueden tratar con una cirugía de tiroides?
Ante la relevancia social de enfermedades como el hipotiroidismo y el hipertiroidismo, muchas personas se han preguntado si para tratar las patologías de la tiroides solo se puede recurrir a tratamientos farmacológicos o si, por el contrario, también es posible someterse a una cirugía de tiroides.
En este sentido, es importante recalcar que no todas las patologías relacionadas con la tiroides son susceptibles de ser combatidas mediante una operación de tiroides, ya que esta clase de intervención siempre implica la extirpación de parte o la totalidad de la glándula.
Así, los pacientes que padecen hipertiroidismo pueden operarse, al igual que las personas afectadas por nódulos y bocios de gran tamaño o el cáncer de tiroides. En la actualidad, existen diferentes procedimientos para la cirugía de tiroides o tiroidectomía, pudiendo ser una intervención mínimamente invasiva.
Tipos de cirugía de tiroides
Los cirujanos especializados en la glándula tiroides realizan dos grandes tipos de cirugía de tiroides. La principal diferencia que existe entre ambos es el alcance de la intervención.
A través de la hemitiroidectomía o tiroidectomía parcial solo se extirpa uno de los lóbulos que forman la tiroides. Mientras que, al realizar una tiroidectomía total, se extirpa el 100% de la glándula de la tiroides.
Esto implica, también, que a los pacientes que se han sometido a una tiroidectomía total se les receta, después, un tratamiento farmacológico que permite remplazar las hormonas que su cuerpo ya no podrá producir.
Tras realizar ambos tipos de cirugía de tiroides es necesario que el paciente se quede ingresado entre 24 y 48 horas, pudiendo recuperar, posteriormente, su vida con normalidad. Esto es posible a que los avances tecnológicos y el perfeccionamiento de la técnica de la cirugía de tiroides permiten que se pueda realizar de una manera mínimamente invasiva.
¿El hipotiroidismo no se puede tratar con una cirugía de tiroides?
Cuando valoramos qué pacientes podrían someterse a una cirugía de tiroides, no incluimos a las personas que padecen hipotiroidismo. ¿Por qué? Al contrario que el hipertiroidismo, el hipotiroidismo no se puede tratar con una cirugía de tiroides, ya que la extracción de esta glándula no supondría una mejora en el control de su problema hormonal.
Es conveniente recordar que el hipotiroidismo surge por una actividad reducida de la glándula de la tiroides, que provoca una disminución de las hormonas relacionadas con la misma. Por ello, el paciente deberá someterse a tratamientos para aumentar la producción o la cantidad de estas hormonas hasta obtener unos parámetros normales.
El tratamiento más eficaz es la administración de tiroxina, una de las dos hormonas que genera la glándula de la tiroides y que nuestro organismo es capaz de transformar en la otra hormona que nuestro cuerpo necesita producir. El especialista deberá establecer la dosis adecuada para el caso de cada paciente.
En la gran mayoría de casos, el hipotiroidismo es una condición crónica, por lo que el paciente la sufrirá de por vida y deberá seguir un tratamiento constante para mantener a raya los síntomas que provoca. Aun así, con un tratamiento adecuado, no existe limitación alguna para llevar a cabo una vida completamente normal.
En definitiva, todas las personas que detecten algunos de los síntomas asociados a las patologías de la tiroides deben acudir a un especialista para que efectúe el diagnóstico de la enfermedad y determine cuál es el procedimiento a seguir.
Hoy en día, la cirugía de tiroides juega un papel fundamental a la hora de combatir enfermedades como el hipertiroidismo o el cáncer de tiroides y, además, se puede llevar a cabo mediante técnicas mínimamente invasivas, lo que agiliza la recuperación de los pacientes.