La mentoplastia es una operación de mentón que permite aumentar, reducir y modificar la forma de la barbilla
Todo lo que debes saber sobre esta intervención
La forma y el tamaño de la barbilla tienen un impacto sutil pero definitivo en el aspecto del rostro y, a nivel social y cultural, en la percepción de la personalidad.
La cultura popular ha recurrido al mentón como rasgo diferencial de personajes arquetípicos. Las personas malvadas tienen barbillas prominentes, mientras que el mentón retraído caracteriza a los personajes débiles y manipulables.
Los estereotipos están en decadencia, pero ejemplifican la relevancia de esta parte del rostro en la imagen personal y, sobre todo, en la autopercepción. Reconocernos en nuestro propio reflejo es esencial para una buena salud mental.
En este artículo, ahondamos en la operación de mentón o mentoplastia. Vemos qué tipos de cirugía existen en función de su complejidad y de los objetivos de la intervención, y te contamos todo lo que necesitas saber sobre la operación de mentón: procedimiento, resultados esperables y molestias asociadas.
Una cirugía versátil a nivel estético y funcional
La operación de mentón, también conocida como mentoplastia o genioplastia, es un tipo de cirugía facial que modifica el aspecto de la barbilla.
Por lo general, la mentoplastia, al igual que la rinoplastia, tiene un objetivo estético, para crear una sensación de equilibrio y proporción facial.
Con técnicas mínimamente invasivas, se pueden corregir asimetrías (ya sean congénitas o como resultado de un traumatismo o enfermedad), aumentar la proyección del mentón o reducir su tamaño, si es demasiado prominente para las facciones del rostro.
Según el último informe de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE), la mayoría de pacientes que se someten a una operación de mentón con fines estéticos son personas entre 30 y 45 años, tanto hombres como mujeres.
Cada vez más, la remodelación del mentón se utiliza para feminizar o masculinizar el rostro, afinando o ensanchando su forma, y también como complemento a procesos de reasignación de género.
En algunos casos, la mentoplastia puede ayudar a corregir defectos funcionales. Por ejemplo, un mal sellado labial que favorece la respiración bucal sobre la nasal, lo que se relaciona con alteraciones del sueño y problemas como faringitis u otitis.
Tipos de operación de mentón
La cirugía de mentón tiene múltiples variantes en función de la complejidad y los objetivos de la intervención, así como las técnicas empleadas.
En función del objetivo de la operación de mentón, podemos hablar de tres tipos de mentoplastia:
- Mentoplastia de aumento: Es la intervención más habitual. Está indicada para pacientes con mentón retraído (retrognatismo) que desean una barbilla más pronunciada.
- Mentoplastia de reducción: El caso contrario. Se trata de reducir el tamaño del mentón, eliminando o moviendo una parte del hueso mandibular.
- Mentoplastia de perfilado: Cuando el objetivo es cambiar la forma de la barbilla para afinarla o hacerla más cuadrada, o para corregir alguna asimetría. Los dos tipos anteriores son mutuamente excluyentes, pero la remodelación suele formar parte de ambos como paso final.
Dependiendo de la complejidad de la intervención, se pueden emplear distintas técnicas:
- Implante de mentón: Es una de las técnicas más empleadas por su sencillez y efectividad. Consiste en colocar una prótesis de un material biocompatible que se fija al hueso con un tornillo o al periostio (la membrana que recubre el hueso) con una sutura. Está indicada para remodelaciones leves, de menos hasta 6 milímetros.
- Genioplastia de deslizamiento: Esta técnica es ligeramente más compleja y, en ocasiones, debe ir acompañada de una evaluación dental. Consiste en cortar la parte del hueso de la mandíbula correspondiente a la barbilla y moverlo hacia adelante o hacia atrás, en función del objetivo de la intervención. Después, se fija con placas y tornillos de titanio.
- Osteotomía mandibular: Consiste en realizar cortes estratégicos en la mandíbula para desplazar el maxilar a la posición adecuada. Este es un tipo de cirugía mucho más compleja, que afecta a nervios y músculos circundantes, y debe ser realizada por un cirujano maxilofacial. Es una intervención de carácter tanto funcional como estético y está indicada en caso de asimetrías de más de 6 milímetros que indican problemas de crecimiento o posición de la mandíbula. Suele requerir la valoración de un odontólogo, ya que la reposición afecta a la mordida.
Antes de someterse a cualquier tipo de operación de mentón, es esencial ponerse en manos de un especialista acreditado en cirugía estética facial que pueda valorar tu estado general de salud, tanto física como mental, y asesorarte en la elección de la opción más segura para conseguir el resultado más natural para tu rostro.

¿Cómo se realiza la operación de mentón?
Una operación de mentón es un procedimiento quirúrgico que debe realizarse en quirófano, con personal médico acreditado y experimentado.
Generalmente, es una intervención de 30 a 60 minutos, para la que suele ser suficiente con anestesia local y, en ocasiones, sedación. En ciertos casos, por la complejidad de la operación (como la osteotomía mandibular) o por la condición médica del paciente, puede durar más tiempo y requerir anestesia general.
La mentoplastia se suele realizar por vía intraoral, con una incisión en el interior de la cavidad bucal. En el caso del implante de mentón, este también se puede colocar a través de una pequeña incisión submental, un corte bajo la barbilla que deja una cicatriz apenas visible una vez curada.
Este tipo de técnicas mínimamente invasivas disminuyen el riesgo de sangrado y otras complicaciones, además de causar molestias mínimas al paciente y favorecer una recuperación rápida tras la operación de mentón.
Es una cirugía con un índice de complicaciones mínimo, incluso en los casos más complejos, si se realiza con un cirujano especializado y con experiencia.
Resultados y cuidados tras la mentoplastia
Después de una mentoplastia es habitual que la barbilla esté inflamada durante dos o tres días. Se recomienda aplicar frío en la zona para reducir la hinchazón y seguir las recomendaciones específicas del equipo médico.
Si la operación de mentón se realizó por vía intraoral, será necesario cuidar especialmente la higiene bucal con enjuagues antisépticos orales para evitar infecciones.
En el plazo de una semana, las molestias habrán remitido y ya es posible volver al trabajo, aunque se recomienda evitar actividad física intensa durante dos o tres semanas.
Los resultados de la operación de mentón comienzan a notarse desde los primeros días, pero el efecto definitivo no se aprecia hasta unos meses después de la intervención, cuando la inflamación haya desaparecido por completo.
Para lograr un resultado satisfactorio y natural, es esencial mantener una conversación detallada y honesta con tu cirujano facial de confianza antes de la intervención para marcar unas expectativas claras y realistas. Hoy en día, es posible obtener simulaciones 3D del resultado deseado para facilitar el proceso.
Una operación de mentón exitosa debe proporcionar armonía al rostro y mejorar la autopercepción del paciente, sin causar problemas funcionales que afecten a la respiración y masticación.