Bocio difuso: Tipos, diagnóstico y tratamiento

El bocio difuso tiene su origen en una alteración de la glándula tiroides

El bocio difuso es una patología de la tiroides que consiste en el crecimiento de esta glándula y que puede conllevar alteraciones en la generación de hormonas

El yodo se trata de un elemento al que no le prestemos demasiada atención, pero lo cierto es que nuestro cuerpo lo necesita. ¿Por qué? El yodo es imprescindible para que la glándula tiroides pueda producir hormonas que son esenciales para el funcionamiento de nuestro organismo.

Por ello, no debe extrañarnos que las zonas con menos yodo en la tierra y que, por lo tanto, producen alimentos bajos en yodo presenten mayores niveles de prevalencia de enfermedades de la tiroides como el bocio difuso.

Esta patología consiste en el aumento de la glándula tiroides y su síntoma más visible es, precisamente, la aparición de un bulto en la zona donde se encuentra la glándula en nuestro cuello, justo por debajo de la nuez de Adán o cartílago tiroides.

A este síntoma se pueden sumar otros rasgos indicativos como problemas para respirar o dificultad a la hora de tragar si el bocio adquiere un tamaño notable o crece más rápido de lo habitual.

Asimismo, debemos tener en cuenta los síntomas asociados al hipertiroidismo (por ejemplo, la pérdida de peso) y el hipotiroidismo (como la somnolencia), ya que las personas con bocio pueden presentar disfunciones en la producción de hormonas tiroideas.

A continuación, vamos a desgranar los diferentes tipos de bocio que existen, así como la forma de diagnosticarlos y tratarlos para evitar que menoscaben la calidad de vida de las personas que los padecen.

Bocio difuso vs. Bocio nodular

Según los estudios, la prevalencia del bocio en zonas sin problemas de déficit yodo se mueve en una horquilla de entre el 4% y el 7%, afectando notoriamente más a las mujeres que a los hombres. Si bien estas cifras de prevalencia no son desdeñables, aún son más notorias en las zonas con déficit de yodo. De tal forma que hasta un 30% de la población de lugares con déficit notorio de este mineral puede padecer algún tipo de bocio.

En lo que respecta a la forma de clasificar las diversas clases de bocio, se presta atención a dos parámetros clave: su configuración y cómo afecta a la producción hormonal de las personas que lo padecen.



En lo relativo a la formación y crecimiento del bocio, además del bocio difuso, al que hicimos mención antes, también existe el bocio nodular. ¿En qué se diferencian un tipo del otro? Si una persona padece bocio difuso, el crecimiento de su glándula tiroides será homogéneo y regular. En cambio, el bocio nodular se caracteriza por presentar aumentos focalizados en determinadas partes de la tiroides. Dichos crecimientos de la glándula dan lugar a nódulos.

De hecho, a diferencia del bocio difuso, el nodular cuenta con una subclasificación:

  • Bocio nodular simple. Es decir, en la glándula tiroides se ha generado un único bulto.
  • Bocio multinodular. En estos casos, se forman en la tiroides más de un nódulo.

¿Puede ser tóxico el bocio difuso?

Sí. Como indicamos antes, el bocio también se clasifica en función de los niveles de hormonas tiroideas que produce la glándula al crecer por encima de su tamaño normal. Así, tanto el bocio difuso como el nodular pueden ser:

  • No tóxicos. Es decir, que, aunque el paciente padezca bocio difuso o nodular, su glándula tiroidea no está generando un exceso de hormonas como consecuencia de su aumento de tamaño, ni está produciendo un nivel de hormonas inferior al necesario. O lo que es lo mismo, el paciente no sufre ni hipertiroidismo ni hipotiroidismo.
  • Tóxicos. El bocio tóxico se da cuando la glándula tiroidea no solo ha superado su tamaño normal, sino que también está produciendo una cantidad de hormonas superior a la que el cuerpo necesita.

Esta diferenciación entre bocio difuso tóxico y no tóxico es esencial a la hora de diseñar un tratamiento, ya que las consecuencias de uno y otro para la salud y bienestar de los pacientes son muy diferentes.

En muchos casos, si el bocio difuso no presenta una alteración de la producción de las hormonas tiroideas, tiene un impacto mínimo en las personas que lo padecen.

¿Cuáles son las causas del bocio difuso?

Si el bocio es más prevalente en zonas con déficit de yodo, salta a la vista que la falta de yodo en nuestro organismo es uno de los motivos detrás del crecimiento de la glándula tiroides. De hecho, en estos casos estaríamos ante bocios endémicos.

Junto al déficit de este elemento, podemos destacar otras causas genéricas como fumar, la herencia genética o una excesiva exposición a la radiación.

Los otorrinos están especializados en el tratamiento de patologías como el bocio difuso

Las investigaciones médicas señalan que una causa habitual detrás del bocio difuso tóxico es la enfermedad de Graves. Así, generalmente cuando una persona padece hipertiroidismo, también presenta bocio, ya que para que la glándula produzca una mayor cantidad de hormonas necesita que su tamaño sea, también, superior al habitual.

Por otro lado, la enfermedad de Hashimoto, una patología autoinmune que ataca la tiroides y daña su capacidad de generación de hormonas, también puede provocar el crecimiento de la tiroides. De ahí que el bocio pueda ser consecuencia de esta enfermedad que desencadena el hipotiroidismo.

¿Cómo se puede diagnosticar el bocio difuso?

Si los pacientes detectan alguno de los síntomas que hemos mencionado previamente, es fundamental que acudan a un otorrinolaringólogo especializado en patología de la tiroides. El especialista llevará a cabo una palpación de la zona de la tiroides para detectar si se ha producido un aumento de la glándula.

Más allá de esta exploración inicial, se puede realizar una ecografía de la tiroides para determinar si se trata de un bocio difuso o si, por el contrario, es de origen nodular. En caso de que no estemos ante un bocio difuso, sino nodular, y en función del aspecto ecográfico de los mismos, será fundamental llevar a cabo una punción para descartar que alguno de los nódulos encontrados sea maligno y, por ende, que el paciente no padece cáncer de tiroides.

Asimismo, se debe realizar un análisis de sangre para observar el nivel de la hormona estimulante de la tiroides (TSH). De esta manera, se puede constatar si el bocio difuso o nodular es:

  • Hipofuncionante: la glándula produce menos hormonas de las normales.
  • Hiperfuncionante: la tiroides fabrica demasiadas hormonas.
  • Normofuncionante: el bocio no afecta a la producción de hormonas.

¿Cuál es el tratamiento para el bocio difuso?

Si el bocio difuso es pequeño y no provoca una alteración de la fabricación de hormonas, basta con acudir a un especialista y realizar una vigilancia evolutiva para comprobar si se acaban formando nódulos o si la generación hormonal se ve alterada.

En los casos en los que el bocio difuso no sea tóxico, pero sí haya crecido hasta alcanzar un tamaño notable que hace presión sobre la tráquea o el esófago, puede realizarse una operación de tiroides.

Los pacientes con bocio difuso e hipotiroidismo deberán ser tratados con tiroxina para compensar la deficiente producción de hormonas tiroideas. El tratamiento con tiroxina, además, contribuirá a reducir las dimensiones del bocio difuso según se vaya equilibrando el nivel de hormonas en el organismo del paciente.

Finalmente, si el bocio va acompañado de una producción excesiva de hormonas tiroideas, se puede optar por:

  • Un tratamiento con fármacos antitiroideos.
  • Un tratamiento con yodo radioactivo.
  • La cirugía de tiroides. De tal manera que mediante una operación de tiroides como una tiroidectomía se puede eliminar el bocio difuso tóxico en caso de que los anteriores tratamientos no resulten eficaces o que los pacientes no puedan tolerarlos.

En definitiva, el bocio difuso es una patología de la tiroides que puede resultar asintomática y no afectar al día a día de las personas que la padecen. Pero en algunos casos el crecimiento excesivo de la tiroides provoca problemas comprensivos que afectan a órganos como la tráquea o el nervio laríngeo.

Además, si el bocio difuso tiene su origen en patologías como la enfermedad de Graves o la de Hashimoto, el paciente puede sufrir alteraciones en la producción de las hormonas tiroideas. Esto conlleva desajustes en el funcionamiento del organismo, merma la calidad de vida de la persona y puede llegar a ser peligroso para su salud. Por tanto, es fundamental diagnosticarlo lo antes posible y diseñar un tratamiento personalizado contra el hipertiroidismo o el hipotiroidismo.

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