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Diagnosticar y tratar a las mujeres con hipotiroidismo durante un embarazo es fundamental para proteger su salud y la de sus bebés.
El hipotiroidismo es una patología que afecta a cerca del 10% de la población. Si bien la prevalencia en mujeres es notablemente mayor que en hombres. El 80% de las personas que padecen hipotiroidismo sean mujeres. Como consecuencia de ello, es fundamental abordar cuál es la relación entre esta enfermedad y la gestación, para determinar si existen riesgos específicos en un embarazo con hipotiroidismo y cómo se puede tratar esta patología de la tiroides para evitar que cause problemas en la salud de las mujeres embarazadas y de sus hijos.
¿Qué es exactamente el hipotiroidismo? Una patología de la glándula tiroidea que provoca que esta sea incapaz de generar las hormonas necesarias para el funcionamiento de nuestro organismo.
Por norma general, la causa del hipotiroidismo es la tiroiditis de Hashimoto, un síndrome autoinmune que destruye progresivamente la tiroides y, por ende, lastra la producción de hormonas.
El hipotiroidismo es una patología de gran relevancia para la salud de las personas que la padecen, porque las hormonas tiroideas (T3 y T4) y la hormona estimuladora de la tiroides (TSH) son fundamentales para regular funciones esenciales: metabólicas, neuronales, digestivas… Por lo que no debe sorprendernos que también influyan en la reproducción y la gestación.
A continuación, vamos a analizar los aspectos clave que se deben tener en cuenta al afrontar un embarazo con hipotiroidismo.
¿Pueden las mujeres que padecen hipotiroidismo quedarse embarazadas?
Como se ha señalado, las hormonas de la tiroides son cruciales para múltiples procesos de nuestro organismo. Por eso no debe extrañarnos que el hipotiroidismo provoque alteraciones de la menstruación y pueda relacionarse con la esterilidad. Diversas investigaciones han constatado que el hipotiroidismo genera una baja reserva de ovarios, pudiendo provocar infertilidad entre las mujeres que están en edad de reproducción.
La maduración de los ovocitos requiere, además de los estrógenos y la progesterona, niveles de hormonas tiroideas óptimos. De ahí que el hipotiroidismo no tratado lastre el proceso de fecundación.
¿Implica esto que las mujeres que padecen hipotiroidismo no pueden quedarse embarazadas? En absoluto, si la enfermedad ha sido diagnosticada y un especialista ha diseñado un tratamiento eficaz, ajustándolo a las necesidades de hormonas de la mujer, es posible la concepción y llevar adelante un embarazo con hipotiroidismo sin ningún problema o inconveniente.
¿Por qué es importante la tiroides durante el embarazo?
Las hormonas de la tiroides son claves a lo largo del embarazo, ya sea en el desarrollo del feto, como en el mantenimiento de la propia gestación en sí.
De hecho, hasta la semana 12, las hormonas tiroideas que recibe el feto proceden en su totalidad de la madre. Mientras que, a partir de dicha semana, el feto comienza a generar sus propias hormonas, hasta llegar a la semana 36, que en la producción de hormonas tiroideas es similar a la que presentan las personas adultas.
Esto evidencia que las hormonas tiroideas maternas son esenciales para el desarrollo cerebral del bebé, sobre todo, en la primera mitad del embarazo. De tal manera que un embarazo con hipotiroidismo sin tratar incrementa los riesgos de daño neurológico y puede menoscabar el proceso de aprendizaje del futuro niño, así como y afectar a su cociente intelectual.
Otros riesgos que se asocian al hipotiroidismo materno no controlado, especialmente durante los primeros meses de la gestación, son el retraso madurativo o bajo peso al nacer, un aborto espontáneo o la muerte fetal.
Desde el punto de vista de la salud de la madre, la gestación supone un incremento notable de sus necesidades de hormonas y de yodo, sustancia esencial para la producción de las hormonas tiroideas. De ahí que sean necesario garantizar niveles correctos de ambas, para evitar un empeoramiento del hipotiroidismo de las gestantes.
¿Cómo se diagnostica el hipotiroidismo durante el embarazo?
En algunos casos, las mujeres que se quedan embarazadas ya son conscientes de que padecen hipotiroidismo y, de hecho, ya reciben un tratamiento para controlar sus niveles de hormonas. Sin embargo, en otras ocasiones, el hipotiroidismo no se manifiesta hasta el embarazo o, incluso, es probable que su aparición se haga evidente durante el postparto. De ahí que sea importante evaluar si una gestante tiene hipotiroidismo, aunque no se hayan detectado síntomas. Sobre todo, si tenemos en cuenta que los síntomas más perceptibles del hipotiroidismo se pueden confundir con algunos síntomas asociados al embarazo, tales como el aumento de peso, el estreñimiento, el cansancio, la escasa tolerancia al frío o los calambres musculares.
La disfunción tiroidea en el embarazo en sus formas clínicamente significativas puede complicar la gestación y afectar al feto en diversas formas, por lo que es importante identificarla para iniciar tratamiento apropiado. Para evitar que se produzca un embarazo con hipotiroidismo no detectado, cuando se realiza el primer análisis de sangre a la mujer embarazada se deben estudiar los niveles de las hormonas tiroideas y de la hormona estimuladora de la tiroides. De ahí que la mayoría de sociedades médicas del mundo y profesionales especializados aboguen por un cribado universal de las enfermedades del tiroides durante este periodo.
A mayores, se puede buscar en las analíticas de sangre la presencia de anticuerpos para constatar si el hipotiroidismo es consecuencia de la tiroiditis de Hashimoto, una enfermedad que se presenta con mayor frecuencia en mujeres entre los 30 y los 50 años.

Si no se trata, ¿cómo puede afectar un embarazo con hipotiroidismo a la madre y al bebé?
El diagnóstico del hipotiroidismo en el embarazo es esencial para proceder a tratarlo cuanto antes. Puesto que un embarazo con hipotiroidismo que no ha sido detectado y, por ende, se desenvuelve sin un tratamiento para la tiroides y un control continuo, pueden producirse diversas complicaciones:
- Para la madre: hipertensión, diabetes, anemia, probabilidad de preeclampsia y eclampsia, desprendimiento de placenta, hemorragia posparto y aborto espontáneo.
- Para el feto: problemas en el neurodesarrollo, nacimiento prematuro, bajo peso al nacer, necesidad de ser ingresados en cuidados intensivos, y, en los casos más graves, bajo coeficiente de inteligencia e, incluso, muerte fetal.
Las peores consecuencias se dan, sobre todo, en embarazos con hipotiroidismo muy grave que no está siendo controlado mediante un tratamiento adecuado. En cambio, si el tratamiento se pone en marcha desde el comienzo del embarazo con hipotiroidismo, los efectos y riesgos graves desaparecen o, como mínimo, son mitigados con éxito.
¿Cómo se debe tratar un embarazo con hipotiroidismo?
El hipotiroidismo, a diferencia de otras patologías como el hipertiroidismo, no se puede tratar mediante una operación de tiroides. Por eso, el tratamiento en un embarazo con hipotiroidismo consiste en emplear medicamentos para reemplazar la hormona tiroidea que la glándula no es capaz de producir de forma natural. Este tipo de tratamiento es seguro tanto para la gestante como para el feto.
El medicamento que se emplea es la levotiroxina, tanto si la mujer ya había sido diagnosticada con anterioridad o si el diagnóstico se produjo durante el embarazo. En el primer caso, es recomendable que, antes de quedarse embarazada, se haya ajustado la medicación y, después, suele ser necesario aumentar la dosis en los primeros meses de gestación.
Para que el tratamiento sea efectivo, es fundamental que se someta a las mujeres embarazadas a un control analítico periódico para constatar sus niveles de hormonas y adaptar las dosis de levotiroxina en función de los mismos, con el fin de alcanzar un equilibrio óptimo de concentración de hormonas tiroideas en la sangre.
Más allá de la levotiroxina, en ocasiones puede ser recomendable tomar aportes de yodo desde la fase en la que se busca la concepción, hasta que finalice la lactancia, para que los depósitos de yodo siempre estén en niveles adecuados. Es esencial acudir a un especialista en patologías de la tiroides para detectar estos casos susceptibles de suplementación.
¿Pueden desarrollarse enfermedades de la tiroides en el posparto?
Anteriormente, se ha hecho mensión a que el hipotiroidismo puede evidenciarse, también, durante el periodo posterior al parto. El primer trimestre siguiente a dar luz es un momento clave para detectar tanto un hipotiroidismo como un hipertiroidismo en una mujer. De ahí que sea recomendable que se analicen los niveles de hormonas en sangre, sobre todo, de aquellas madres con factores de riesgo como el historial familiar previo, tiroiditis de Hashimoto conocida, u otras enfermedades autoinmunes.
La tiroiditis posparto es una enfermedad autoinmunitaria similar a la enfermedad de Hashimoto, una inflamación de la tiroides que afecta aproximadamente a 1 de cada 20 mujeres durante el primer año después del parto. No todas las mujeres que tienen tiroiditis posparto pasan por un hipotiroidismo. Algunas mujeres solo pasan por una fase hipertiroidea. Estas condiciones requieren en ocasiones de tratamiento, el cual es seguro tomarlo mientras está amamantando a su bebé.
También es imprescindible evaluar a los recién nacidos para comprobar que su salud y su bienestar no se ha visto afectado de ninguna manera por el hipotiroidismo de su madre. En este sentido, es posible realizar una analítica para comprobar que los niveles de hormonas tiroideas del bebé son los adecuados.
En definitiva, las mujeres pueden gestionar un embarazo con hipotiroidismo sin que su salud o la de sus hijos se vean afectadas. Sin embargo, es esencial acudir a un especialista en patologías de las tiroides para detectar la enfermedad desde el inicio de la gestación, en caso de que no se haya diagnosticado con anterioridad; poner en marcha un tratamiento adecuado personalizado; y llevar a cabo un control continuo de la gestante y el feto.


