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El doctor Miguel Mayo ha incidido en cuestiones como la rehabilitación de la voz tras la laringectomía durante su participación en el Fórum de Cáncer de Laringe
La laringectomía es, sin duda, uno de los tratamientos más efectivos contra el cáncer de laringe. Pero el precio a pagar puede ser muy alto. Y es que esta cirugía también les arrebata a los pacientes la capacidad de hablar.
Esto ha analizado el doctor Miguel Mayo durante su intervención en el Fórum de Cáncer de Laringe. Una jornada de alto nivel organizada por el Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Universitario Ramón y Cajal en colaboración con Atos Medical Spain, un proveedor de equipamiento médico.
Este encuentro reúne a profesionales de la salud de toda España, que se juntan en Madrid para debatir acerca de los tratamientos de cáncer de laringe más novedosos, como el tratamiento oncológico de preservación de la laringe, poniendo el foco en las posibles secuelas y en las técnicas de rehabilitación.
En concreto, el doctor Miguel Mayo se centró en la fisiología de la voz protésica y sus resultados a largo plazo. Una cuestión crítica que conoce profundamente, puesto que ya la abordó durante su tesis doctoral.
Además, el facultativo debatió con otros expertos sobre los diferentes procedimientos para tratar esta patología y las distintas técnicas de rehabilitación. Todo ello con un claro objetivo: mejorar todo lo posible el bienestar y la calidad de vida de los pacientes, recuperando su capacidad de comer sin peligro, su voz, sus relaciones sociales y, en definitiva, ayudando a tener una vida lo más normal posible.
¿Cómo se lleva a cabo la laringectomía?
Antes de someterse a una laringectomía, cualquier paciente con cáncer de laringe debe acudir a la consulta de un especialista en Otorrinolaringología. Allí se le realizará una exploración completa, que incluye una exploración endoscópica y pruebas de imágenes, como la TAC o la resonancia magnética, con el fin de descubrir la extensión de las lesiones.
Una vez se han obtenido los resultados, los médicos podrán determinar cuál es el tratamiento más adecuado. Esta decisión suele tomarse de manera conjunta con profesionales de otras ramas de la salud, apostando por un enfoque multidisciplinar que tenga en cuenta todos los aspectos de esta enfermedad.
En ocasiones, los médicos recomiendan poner en práctica una laringectomía. Esta intervención consiste en la extirpación de la laringe y con ella las lesiones malignas a través de una incisión en el cuello. A veces se extrae solamente la parte afectada. Otras veces, la extensión del tumor es tan considerable que es necesario extraer el órgano por completo. De ahí que se trate de un procedimiento complejo, cuya duración pueda rondar entre una u ocho horas.
Sin embargo, esta cirugía afecta directamente a funciones básicas como la capacidad de tragar, oler o hablar, ya que también se extirpan las cuerdas vocales. Además, el paciente deberá respirar mediante un estoma, un orificio realizado en el cuello durante la cirugía. Este es permanente, de modo que la persona intervenida no podrá llevar una vida como la de la mayoría de gente. No podrá, por ejemplo, practicar deportes acuáticos.
Aunque la laringectomía se lleva realizando desde hace más de 150 años y se han mejorado significativamente el índice de complicaciones y de curación, esta operación exige un cierto nivel de experiencia. No todos los cirujanos han tratado casos avanzados de cáncer de laringe y, para minimizar el riesgo de complicaciones, es conveniente ponerse en manos expertas.
El postoperatorio de la laringectomía
Por regla general, no suelen aparecer complicaciones muy serias tras abandonar el quirófano. Los primeros siete o diez días el paciente deberá estar ingresado y bajo constante vigilancia del equipo médico. A partir de ese período de tiempo, ya puede volver a comer y regresar a su hogar.
Las complicaciones más habituales de la laringectomía son el sangrado, la infección o, incluso, algún tipo de fístula. Al fin y al cabo, durante esta cirugía se crea un nuevo tubo o faringe que permitirá a las personas tragar la comida y hablar y, en ocasiones, los puntos pueden soltarse o infectarse durante el postoperatorio.
Por otro lado, hay pacientes que experimentan otras secuelas, como la pérdida de olfato. Y algunos tratamientos asociados a la cirugía, como la radioterapia o la quimioterapia, podrían empeorar la deglución o generar problemas en la piel.
¿Y qué hay de la recuperación del habla? El método más frecuente es la colocación de una prótesis de voz que se suele colocarse durante la laringectomía entre la tráquea y el esófago. Esta válvula permitirá el paso de aire a la nueva faringe creada, la cual vibrará para crear los sonidos. La voz sonará distinta si se compara con la original, pero con la ayuda de la rehabilitación logopédica y expertos en patologías de la voz se puede trabajar para hacerla más clara y natural.
Es por estos motivos por los que el abordaje multidisciplinar resulta tan esencial durante el tratamiento. Se ha comprobado que la calidad de vida de las personas se incrementa notablemente cuando los diferentes profesionales colaboran entre sí. Logopedia, enfermería, otorrinolaringología, oncología… Cada especialidad aporta su grano de arena. Y, si reman en sintonía, el bienestar de los pacientes aumentará.

La preservación de la laringe, una prioridad
Las terapias de preservación de órgano irrumpieron para transformar por completo el tratamiento del cáncer de laringe y el papel de la laringectomía. Estos procedimientos supusieron una pequeña revolución, puesto que lograron sortear la extirpación de la laringe, evitando la realización de la traqueotomía y la consiguiente pérdida del habla. Y, si bien ya están a la orden del día, resulta fundamental seleccionar con acierto los pacientes que son aptos para esta intervención.
En el Fórum de Cáncer de Laringe se organizaron varias mesas redondas para debatir, precisamente, acerca de estas terapias de preservación de órgano que, en la actualidad, pueden realizarse con quimioterapia, radioterapia e inmunoterapia.
Los resultados dependerán de las circunstancias específicas de cada paciente y del estadio del tumor. Pero en algunos casos son comparables a la extracción completa de la laringe. Por esta razón, es determinante evaluar a cada paciente de manera individualizada y averiguar sí podría beneficiarse de estas terapias.
¿Y hacia dónde apunta el futuro? A día de hoy, los investigadores ya tienen la vista puesta en el siguiente capítulo, y estudian nuevas terapias basadas en los anticuerpos monoclonales que podrían ser muy prometedoras.
Aumentar la esperanza de vida de los pacientes
A lo largo de los últimos años, muchos tipos de cáncer han mejorado sustancialmente su supervivencia. El de laringe no es uno de ellos. Este hecho podría deberse a una mala selección de los pacientes a la hora de decidir si son aptas o no para determinados tratamientos, como la laringectomía o las terapias de preservación de órgano.
Según la Sociedad Americana Contra el Cáncer, la tasa de supervivencia a 5 años varía entre el 45 %, el 77 % y el 49 %, en función de si el cáncer se originó en la supraglotis, la glotis o la subglotis, respectivamente. Esta misma entidad calculó que, en el 2023, solo en Estados Unidos se diagnosticaron más de 12.300 nuevos casos y más de 3.800 personas fallecieron como consecuencia de esta afección.
La celebración de eventos como el Fórum de Cáncer de Laringe resulta vital para compartir conocimientos, resolver incógnitas y aprender más sobre esta patología causada, en muchos casos, por el consumo de tabaco.
En este último encuentro llevado a cabo en el Hospital Universitario Ramón y Cajal se congregaron alrededor de cien profesionales. No solo cirujanos de cabeza y cuello, sino también logopedas de prestigio. Un tándem indispensable para garantizar ese enfoque multidisciplinar y maximizar el bienestar de los pacientes.
								
															

