La exposición al agua puede favorecer el desarrollo del osteoma en el oído, un crecimiento benigno del hueso en el canal auditivo
¿Sientes que escuchas peor? La pérdida progresiva de audición puede deberse a infinidad de motivos. Uno de ellos es la aparición de un osteoma en el oído: una formación anormal de tejido óseo que se desarrolla en el canal auditivo externo.
Descubrir un tumor en una zona tan delicada puede generar inquietud, preocupación y miedo. No obstante, estos crecimientos de los huesos son benignos. No se malignizan, no existe riesgo de metástasis y no entrañan, en definitiva, ningún peligro grave.
El osteoma en el oído va creciendo de manera lenta y progresiva. Tiene una forma redondeada y sus dimensiones pueden variar: algunos tan solo miden un par de milímetros, mientras que otros pueden superar el centímetro y medio.
Por norma general, estas malformaciones son asintomáticas. Y esta ausencia de manifestaciones representa un auténtico obstáculo a la hora de detectarlas. Sin embargo, cuando alcanzan un tamaño considerable podrían emitir algunas señales de alerta.
Si el osteoma en el oído es muy grande, podría afectar a la capacidad auditiva del paciente, dando pie a una leve hipoacusia. Además, se incrementa sustancialmente la probabilidad de que se formen tapones de cerumen, pues el conducto es más estrecho y, por tanto, es más fácil que la cera se acumule.
Tampoco es extraño que se multipliquen las infecciones de oído, otro de los signos de alarma más comunes. Por tanto, estos crecimientos óseos podrían venir acompañados de otitis, acúfenos, una sensación de tener los oídos tapados u otras molestias en la zona.
Si se presenta un cuadro sintomático similar, resulta vital acudir a la consulta de un especialista en Otorrinolaringología. Allí, los profesionales emprenderán un examen auditivo mediante pruebas como la otoscopia o la tomografía computarizada para identificar si, efectivamente, se padece un osteoma en el oído.
El agua, una de las responsables del osteoma en el oído
A día de hoy, todavía no se conocen con exactitud las causas de estas formaciones. Quedan aún muchos pasos por dar en lo que respecta a la etiología del osteoma en el oído, aunque se cree que las anomalías anatómicas o las lesiones en el hueso pueden ejercer algo de influencia. A pesar de todo, se ha encontrado un factor de riesgo muy común: la exposición a agua.
Surf, vela, natación, buceo, windsurf… Los deportes acuáticos, especialmente aquellos que se practican en aguas frías y en zonas con viento, pueden ser los desencadenantes de esta patología, cuya incidencia entre las personas aficionadas a estas actividades es muy significativa. Al fin y al cabo, en estos deportes el oído está más expuesto al agua.

Precisamente, esta exposición al agua es una de las principales causantes de la exóstosis. Una enfermedad muy similar, conocida popularmente como oído del surfista y caracterizada por la aparición de formaciones en el hueso del conducto auditivo. Pero, a diferencia del osteoma en el oído, estas no son unilaterales y pediculadas. Los crecimientos de la exóstosis son bilaterales, más planos y más anchos, y se hallan más hacia el interior del conducto.
Ninguno de los dos es exclusivo del oído: los tumores pueden formarse en cualquier parte del cuerpo. Pero, sin duda, una de las áreas donde más proliferan es el conducto auditivo externo.
Por último, es preciso mencionar que varios estudios han detectado una mayor incidencia del osteoma del oído entre la población masculina. Analizando las franjas de edad, se descubre que los más afectados son los adultos jóvenes. En cambio, no suele ser tan corriente entre los niños y niñas o las personas mayores.
El tratamiento de las exóstosis o el osteoma en el oído
Tras confirmar el diagnóstico, hay una pregunta que asalta la mente de todos los pacientes: ¿cómo tratar el osteoma en el oído?
La respuesta depende de sus dimensiones y, en consecuencia, de cómo afecta a la vida diaria de las personas. En la mayoría de los casos, no se requiere de ningún tratamiento. Y es que, como mencionamos al inicio, el osteoma en el oído es benigno.
Si es pequeño y no causa ningún síntoma, se opta por dejarlo como está. Eso sí, estableciendo revisiones regulares con el especialista en Otorrinolaringología para vigilar de cerca su evolución y cerciorarse de que no continúa creciendo.
Por otro lado, si se encuentran tapones de cerca, es conveniente extraerlos para asegurar la limpieza de la zona, comprobando también que no coexisten otros problemas como el moco en el oído.
Cuando es bastante grande y produce molestias en el día a día, se sufren infecciones con regularidad o está asociado con una pérdida de la audición notable, habrá que valorar otras alternativas.
Tras una evaluación en profundidad, que incluye una exploración física y radiológica, los profesionales de la salud podrían recomendar llevar a cabo una intervención quirúrgica como la canaloplastia, con el objetivo de ensanchar la parte ósea del conducto auditivo externo. Esta cirugía resulta muy efectiva para mejorar la audición y disminuir las infecciones.
Este procedimiento puede entrañar algunos riesgos, de ahí la importancia de seleccionar bien a los pacientes aptos y realizarla solo cuando las molestias persisten en el tiempo y la exóstosis o el osteoma en el oído ya son lo suficientemente grandes o sintomáticos.
Ahora bien, ¿existe alguna forma de prevenir la formación del osteoma en el oído? Sin lugar a dudas, la recomendación más valiosa es el uso de tapones o gorros que protejan esta zona a la hora de sumergirse o practicar deportes acuáticos, evitando así la penetración del agua en los conductos auditivos.