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Vértigos y mareos cervicales son trastornos del equilibrio que se originan, respectivamente, en el oído interno y el cuello
Vértigos y mareos cervicales son dos de los trastornos del equilibrio más comunes entre la población. La sensación irreal de movimiento que provocan resulta desorientadora y, en casos graves, puede dificultar severamente la capacidad de hacer vida normal.
Ambas afecciones tienen solución, pero el tratamiento es muy diferente para cada una, por lo que es importante distinguir entre vértigos y mareos para aliviar con éxito los síntomas cuando se presentan.
En este artículo, explicamos las diferencias entre vértigos y mareos cervicales, cómo se diagnostican, qué opciones de tratamiento existen y cómo actuar en momentos de crisis para aliviar los síntomas.
¿Qué son los vértigos y los mareos cervicales?
El vértigo y el mareo cervical (o cervicogénico) son dos trastornos del equilibrio que, en un principio, pueden confundirse porque, en ambos casos, nuestro cuerpo tiene la sensación de que se está moviendo cuando no es cierto.
Vértigos y mareos tienen un origen diferente. Los vértigos tienen su origen en el oído interno, donde se encuentra nuestro sistema de percepción del equilibrio. Funciona de forma similar a un nivel, con una serie de conductos (canales semicirculares) llenos de líquido que registran e interpretan el movimiento en tres dimensiones.
Entre las causas del vértigo, la más frecuente es el desplazamiento de unas pequeñas partículas dentro de los canales vestibulares, interfiriendo con la correcta percepción del equilibrio; es el vértigo paroxístico benigno.
Otras causas del vértigo pueden ser la neuritis vestibular, la inflamación del nervio vestibular, que transmite las señales sensoriales al cerebro; la laberintitis, o inflamación del oído interno; o la enfermedad de Ménière, que causa un desequilibrio en el líquido del laberinto.
En una minoría de casos, el vértigo puede estar causado por una enfermedad o lesión del sistema nervioso central, que afecta a la capacidad del cerebro de interpretar correctamente la información sensorial.

Los mareos cervicales, en cambio, se originan en el área del cuello y no tienen relación alguna con el sistema vestibular. El mareo cervical o cervicogénico tiene que ver con lesiones cervicales. La causa más frecuente es el latigazo cervical o el esguince cervical, a menudo a causa de un accidente de tráfico o un traumatismo.
El mareo cervical también está asociado, en ocasiones, a afecciones degenerativas, como artrosis cervical, o problemas de circulación, como la compresión de la arteria vertebral al girar la cabeza, lo que reduciría el flujo sanguíneo y provocaría la sensación de mareo.
Cómo reconocer y actuar ante un episodio de vértigo o un mareo cervical
Los síntomas de los vértigos y mareos cervicales son similares, pero hay ciertas diferencias clave que nos permiten distinguir cuándo estamos ante un trastorno cervicogénico o algún tipo de vértigo.
De forma muy genérica, podemos comparar los síntomas de vértigos y mareos en función de tres parámetros: la sensación de movimiento, los síntomas específicos de cada trastorno, y la duración de los episodios.
Vértigos | Mareos cervicales | |
Sensación de movimiento | Si sientes que todo está girando a tu alrededor, que es el suelo o la habitación lo que se mueve, es probable que sea una crisis de vértigo. | En los mareos cervicales, la sensación suele ser de caída o desmayo, con una sensación de debilidad. |
Síntomas específicos | Existen distintos tipos de vértigos que presentan variaciones en la sintomatología. El nistagmo (movimiento rápido involuntario de los ojos), náuseas, vómitos y caídas repentinas son síntomas propios de casos graves de vértigo. | El dolor de cuello y hombros es un indicativo importante del mareo cervical. Una sensación de aturdimiento y un dolor de cabeza intenso que llega a nublar la visión, suelen ser propios del trastorno cervicogénico. Pueden estar presentes acúfenos. |
Duración del episodio | Las crisis de vértigo pueden durar desde unos minutos hasta varias horas y presentarse de forma repentina e inesperada o como consecuencia de ciertas acciones gatillo, al mover la cabeza o tumbarse. Puede darse un único episodio o reaparecer sin periodicidad clara. | Por lo general, los mareos cervicales tienen un inicio gradual y se van agravando con el tiempo si no se tratan. Suelen presentarse episodios recurrentes durante días o semanas hasta que se resuelve la lesión cervical. Los síntomas empeoran al mover el cuello. |
Esta comparativa de la sintomatología es una simplificación incompleta que sirve para hacerse una idea de las diferencias generales entre vértigos y mareos cervicales, pero no debe tomarse al pie de la letra.
Si tienes alguno de estos síntomas, debes acudir a la consulta del otorrino para realizar pruebas diagnósticas que confirmen qué tipo de vértigo tienes o si se trata de un mareo cervical. A partir de ahí, te podrá recomendar el tratamiento específico que necesitas para curarte.
¿Cómo se diagnostican los vértigos y mareos cervicales?
Vértigos y mareos son síntomas de enfermedades subyacentes. Por ello, un diagnóstico preciso por parte de un otorrinolaringólogo especializado en trastornos del equilibrio es fundamental para identificar la causa correcta y recibir el tratamiento adecuado.
Las pruebas diagnósticas más habituales para confirmar los casos de vértigo son la videonistagmografía y el vHIT, que analizan el movimiento involuntario de los ojos (nistagmo), típico en casos de vértigo.
El especialista médico puede realizar exámenes de audición complementarios, resonancias magnéticas para obtener imágenes detalladas del oído interno, o realizar maniobras de provocación (como la de Dix-Hallpike) para confirmar la presencia y tipología del vértigo.
Los mareos cervicales se suelen diagnosticar por exclusión. Una vez descartado un vértigo o problemas neurológicos, y si hay dolor y tensión cervical, se observa la posibilidad de un trastorno cervicogénico.
Además de un examen físico, se puede realizar una posturografía para comprobar la capacidad de mantener el equilibrio en pie en diferentes condiciones de movimiento y visibilidad.
Vértigos y mareos requieren diferentes tratamientos
Con causas y sintomatologías dispares, los vértigos y mareos cervicales requieren tratamientos diferentes para resultar efectivos.
El tratamiento del vértigo depende de la tipología. El más común, el vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB) se trata con maniobras de reposicionamiento para restablecer el correcto funcionamiento del oído interno, y terapia de rehabilitación vestibular.
Otros tipos de vértigo, como la enfermedad de Ménière, la neuritis vestibular o la laberintitis, pueden tratarse con medicación. Ciertos fármacos, como la betahistina o los diuréticos, ayudan a equilibrar y aliviar la presión en el líquido del oído interno, mejorando los síntomas. Otros, como antivertiginosos o antieméticos, atenúan las náuseas y la sensación de giro.
Los mareos cervicogénicos, por su parte, son síntoma de una lesión cervical y desaparecen con el problema cervical. Por lo general, el tratamiento incluye fisioterapia y ejercicios posturales para reducir la inflamación de las cervicales y fortalecer la musculatura del cuello.
Es importante mantener una buena higiene postural y realizar ejercicio de forma regular para mantener un tono muscular saludable y prevenir posibles recaídas. Igualmente importante es cuidar la salud mental, ya que el estrés contribuye a empeorar los síntomas de vértigos y mareos cervicales.