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Además del tratamiento farmacológico, existen medidas sencillas que puedes tomar en casa para prevenir y aliviar los síntomas de la rinitis alérgica
Los síntomas de la rinitis alérgica pueden parecer inofensivos, pero además de ser una molestia constante, suponen un detrimento importante de la calidad de vida cuando se sostienen en el tiempo.
Moqueo, estornudos, lagrimeo, congestión y picor nasal… Todo ello dificulta la concentración, impide el buen descanso nocturno, hace que respiremos más por la boca y, con el tiempo, puede propiciar el desarrollo de otras enfermedades, como asma, apnea del sueño o inflamaciones de garganta y oído.
La rinitis alérgica es una enfermedad crónica, pero un tratamiento adecuado ayuda a aliviar e incluso prevenir la aparición de sus síntomas.
En este artículo, te explicamos cómo identificar los síntomas de la rinitis alérgica, qué puedes hacer en casa para sentirte mejor y cuándo debes acudir a consulta para recibir tratamiento médico.
¿Cuáles son los síntomas de la rinitis alérgica?
Los síntomas de la rinitis alérgica pueden hacerse notar de forma estacional o continua, dependiendo del alérgeno que la cause. Un alérgeno es una sustancia a la que nuestro cuerpo reacciona de forma defensiva, provocando una inflamación, en este caso, de la mucosa nasal.
La alergia al polen es, tal vez, la más fácil de identificar, ya que los síntomas coinciden con la primavera, o coincidiendo con la polinización. Por el contrario, los síntomas de la rinitis alérgica causada por los ácaros o las células epiteliales de los animales pueden aparecer todo el año, siempre que estemos expuestos al alérgeno.
La reacción alérgica no siempre tiene la misma intensidad, sino que depende del nivel de exposición. Por lo general, suelen coincidir al menos dos de los siguientes síntomas de la rinitis alérgica:
- Congestión nasal: La inflamación de la mucosa que recubre el interior de las fosas nasales provoca una obstrucción respiratoria, dificultando la capacidad para respirar por la nariz. Esto hace que se respire más por la boca, resecando la garganta, y disminuye la calidad del sueño.
- Moqueo: Uno de los síntomas típicos de la rinitis alérgica es la rinorrea acuosa, una secreción excesiva de moco muy líquido que gotea hacia la garganta o por ambas fosas nasales. El descenso de la mucosidad por las vías respiratorias favorece el desarrollo de laringitis y enfermedades respiratorias como asma y bronquitis.
- Estornudos paroxísticos o en salvas: Los estornudos de la rinitis alérgica suelen ser repentinos, repetitivos y muy frecuentes. No suele ser un estornudo aislado, como puede pasar con un simple resfriado o gripe.
- Prurito nasal: El picor en el interior de la nariz es uno de los síntomas de la rinitis alérgica más molestos. El origen del picor es la irritación de la mucosa nasal debido a la reacción alérgica, pero se ve fácilmente agravado por los ambientes secos y los cambios bruscos de temperatura.
- Lagrimeo: En muchos casos, la alergia causa también una conjuntivitis, con picor y ojos llorosos. Se produce por la irritación de la membrana conjuntiva, que recubre el interior de los párpados y la parte blanca del ojo.
Los síntomas de la rinitis alérgica se pueden camuflar fácilmente con los de un resfriado común. De ahí que a menudo la enfermedad pase desapercibida en un primer momento, especialmente en niños. La SEORL-CCC estima que un tercio de los niños con rinitis alérgica no están diagnosticados y el 80% no recibe el tratamiento adecuado.
Remedios para aliviar la rinitis alérgica en casa
La aparición y la intensidad de los síntomas de la rinitis alérgica están en relación directa con la exposición a lo que nos produce alergia: a mayor exposición, peores son los síntomas. Por lo tanto, el primer paso es reducir el contacto con el alérgeno.
Con los animales es fácil mantener distancia, pero si tienes alergia al polen, procura evitar estar al aire libre en los días ventosos y soleados de primavera, mantén las ventanas cerradas en casa y usa filtros de polen en el coche.
Para los alérgicos a los ácaros del polvo, es imprescindible mantener una limpieza meticulosa en casa, especialmente en moquetas, alfombras, sofás y cortinas, así como el colchón, las almohadas y la ropa de cama.
Si tienes alergia al moho, asegúrate de mantener un nivel bajo de humedad en casa, utilizando un deshumidificador de ser necesario, limpia con frecuencia el baño, la cocina y el sótano y cambia regularmente el filtro del aire acondicionado.
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En segundo lugar, realiza lavados nasales con suero fisiológico para ayudar a drenar la mucosidad, descongestionar la nariz, aliviar la inflamación y eliminar los restos de alérgenos que siguen irritando la mucosa nasal.
Por último, mantén unos buenos hábitos e hidratación. Beber agua e infusiones en abundancia ayuda a diluir la mucosidad, pero el alcohol irrita las mucosas, así que reduce su consumo. La inhalación de vahos o nebulizaciones con suero ayudan al mismo propósito. Y, desde luego, evita los ambientes demasiado secos, el humo del tabaco y los cambios bruscos de temperatura.
Si los síntomas de la rinitis alérgica persisten tras unos días con estas medidas, es momento de pedir cita en el médico para obtener un tratamiento farmacológico. No utilices medicamentos sin supervisión médica, sobre todo en niños, ya que muchos fármacos de venta libre no están indicados para menores de edad.
Tratamiento médico para la rinitis alérgica
El tratamiento de la rinitis alérgica puede iniciarse en el otorrinolaringólogo o el alergólogo. En cualquier caso, ambos especialistas colaboran estrechamente para ofrecer una solución eficaz al paciente.
Existen varios niveles de actuación en función del alcance y gravedad de los síntomas de la rinitis alérgica.
Los antihistamínicos orales suelen ser la primera opción, ya que ofrecen un resultado rápido y eficaz, sobre todo si los síntomas son relativamente leves. También se pueden aplicar en spray nasal o en gotas oculares.
Cuando los síntomas de la rinitis alérgica son moderados o graves, el tratamiento de elección suele ser el spray nasal con corticoides, porque actúa sobre todos los síntomas, incluida la congestión nasal y la irritación ocular.
Existen otras opciones farmacológicas que se pueden combinar para mejorar la efectividad del tratamiento en función de los síntomas específicos del paciente y su historial médico. Podemos mencionar los anticolinérgicos, interesantes sobre todo en pacientes asmáticos o con mucha rinorrea, o los descongestionantes, que solo se deben utilizar por períodos muy cortos y bajo control médico.
Cuando los síntomas de la rinitis alérgica persisten o recurren con frecuencia a pesar de las medidas de prevención y del tratamiento farmacológico, la inmunoterapia específica ofrece una alternativa interesante.
La inmunoterapia antialérgica es una forma de vacunación. Se trata de administrar al paciente dosis controladas de la sustancia a la que es alérgico para desarrollar cierta tolerancia y reducir así la intensidad de los síntomas.
Por último, la cirugía endoscópica nasosinusal puede ser una opción en casos extremos, como es el caso de pacientes con dificultad permanente para respirar debido a la obstrucción nasal. Las opciones quirúrgicas más utilizadas para reducir la rinorrea y despejar las vías respiratorias son la cirugía de cornetes y la rinoplastia funcional, septoplastia o rinoseptoplastia.
La rinitis alérgica es una enfermedad crónica, pero con el tratamiento adecuado, puedes reducir los síntomas de la rinitis alérgica hasta un nivel manejable para que no repercuta negativamente en tu vida cotidiana.