Faringitis crónica: Qué es y cómo se cura

Tos, sequedad y dolor al tragar son algunos de los síntomas más frecuentes de la faringitis crónica

El tabaco es la principal causa evitable de la inflamación persistente de faringe, que provoca dolor, sequedad, irritación y tos

¿A quién no le ha dolido la garganta al tragar en algún momento? La faringitis es una de las afecciones más comunes entre la población, sobre todo la asociada al resfriado.

Sin embargo, cuando las molestias en la garganta se alargan durante semanas sin que haya una infección de por medio, hablamos de faringitis crónica. Es la inflamación persistente de la faringe, la parte de la garganta más cercana a la boca.

La causa más común de faringitis crónica sigue siendo el tabaquismo, aunque hay todo un abanico de posibles desencadenantes de esta dolencia. Por ello, es fundamental consultar con un médico otorrinolaringólogo para determinar la causa de la faringitis crónica y obtener el tratamiento adecuado.

Faringitis crónica versus aguda

La faringitis es una inflamación de la faringe. La faringe es un tubo muscular, recubierto de mucosa, que conecta la nariz y la boca con la laringe y el esófago. Por ella pasan tanto el aire hacia los pulmones como las bebidas y alimentos hacia el estómago.

Cuando la inflamación es puntual, asociada a una infección vírica o bacteriana, y se resuelve en unos días con tratamiento médico, estamos ante una faringitis aguda.

La faringitis aguda es una de las afecciones de garganta más frecuentes, sobre todo la asociada a los virus del resfriado y la gripe. En aproximadamente uno de cada tres casos, está causada por una infección bacteriana, casi siempre por culpa de la familia de los estreptococos.

Cuando los síntomas persisten durante semanas o meses, se trata de una faringitis crónica y el abanico de posibles causas se abre considerablemente, como veremos en el siguiente apartado.

Los síntomas de la faringitis crónica y la aguda son muy similares ya que, independientemente del origen del problema o su duración, los efectos de la inflamación en la garganta son similares. Síntomas habituales son dificultad y dolor al tragar, sequedad, irritación y tos. En ocasiones, puede presentarse con fiebre, aunque esto es más frecuente en los cuadros agudos, donde el cuerpo está combatiendo una infección.

Causas de la faringitis crónica

La faringitis crónica es una irritación de la mucosa de la faringe que se prolonga en el tiempo, causando molestias y dolor en la garganta. Puede aparecer de forma más o menos súbita o desarrollarse progresivamente.

Debido a que en la faringe confluyen las vías aéreas y digestivas, las causas de la faringitis crónica son muy variadas. A continuación, vemos algunas de las más habituales:

Exposición a tóxicos

La causa más frecuente de faringitis crónica es el consumo excesivo de tabaco y alcohol. La carraspera, la sensación de sequedad, el dolor y picor… están provocados por la irritación de la mucosa de la faringe debido al paso del humo seco y ardiente del tabaco varias veces al día.

La contaminación atmosférica, el polvo y el aire acondicionado agravan la faringitis, pero rara vez se produce una exposición lo suficientemente intensa y constante a estos elementos para causar una faringitis crónica.

La exposición a tóxicos industriales también puede causar una irritación crónica de la mucosa faríngea. Un buen ejemplo son la mayoría de herbicidas y productos químicos, así como polvo de materiales como cemento, hierro o cal. Por ello es fundamental usar mascarillas industriales homologadas en el trabajo.

El humo del tabaco irrita la mucosa de la garganta y es la primera causa de faringitis crónica

Problemas en la nariz

Cualquier patología nasal que obstruya la respiración por la nariz puede llevar a desarrollar faringitis crónica a largo plazo, como pólipos, tabique desviado, vegetaciones… El motivo es que, al respirar constantemente por la boca, se reseca e irrita la mucosa. Especialmente durante las horas ininterrumpidas de la noche, donde no humectamos la zona con bebida o saliva. La rinosinusitis crónica, además, puede provocar faringitis crónica debido a la presencia continua de mucosidad en la garganta.

Infección crónica por estreptococo

La faringitis crónica no suele estar asociada a procesos infecciosos, al contrario que la aguda. Sin embargo, en ocasiones, bacterias estreptococos resistentes a los antibióticos pueden sobrevivir al tratamiento y permanecer en la faringe sin causar síntomas. Cada vez que se produce una bajada en las defensas del paciente o factores irritantes externos debilitan la zona, la infección se reactiva.

Además, las infecciones en áreas limítrofes pueden extenderse a la faringe. Es el caso habitual de la infección crónica de amígdalas, así como las infecciones y enfermedades en la boca, las encías o los dientes.

Reflujo gastroesofágico y faringolaríngeo

Las personas que tienen reflujo gastroesofágico de forma más o menos habitual, debido a una hernia de hiato o una disfunción en la válvula esofágica, pueden desarrollar faringitis crónica. La mucosa de la faringe no está preparada para tolerar los ácidos estomacales y puede irritarse o sufrir lesiones.

Otras enfermedades

La faringitis crónica aparece relacionada, en ocasiones, con otros problemas médicos, como diabetes, ácido úrico, enfermedades autoinmunes, colesterol o falta de calcio. Los cambios hormonales provocados por la menopausia, el embarazo o el hipotiroidismo también pueden irritar las membranas mucosas. Las alergias, sobre todo las alimentarias, hacen que la mucosa de la faringe esté hiperreactiva, favoreciendo la inflamación.

Medicación

El consumo de ciertos medicamentos puede provocar faringitis crónica. Es el caso de determinados antiinflamatorios, antipiréticos y medicación para la hipertensión. El motivo es que reducen la producción de saliva, contribuyendo a la sequedad de la mucosa oral y faríngea. La radioterapia para el tratamiento de cáncer de cabeza o cuello también tiene este efecto.

Estrés

La faringitis crónica por estrés no es una patología como tal, pero sí es cierto que el estrés y la ansiedad contribuyen a debilitar el sistema inmunológico, facilitando las inflamaciones como la faringitis. También agravan los síntomas.

Tipos de faringitis crónica

La inflamación persistente de la faringe no siempre se manifiesta de la misma forma. En función de cómo reacciona la membrana mucosa a la irritación, hay cuatro tipos de faringitis crónica, según la clasificación de la Sociedad Española de Otorrinolaringología (SEORL-CCC).

  • Congestiva o simple: La faringe está enrojecida y brillante, con la mucosa engrosada recubierta por una capa blanquecina que se acumula en forma de regueros en los pliegues.
  • Purulenta o mucopurulenta: Generalmente asociada con la rinosinusitis crónica, ya que describe la presencia de mucosidad en la faringe.
  • Atrófica o seca: Se produce un adelgazamiento de la mucosa faríngea, que se ve lisa y seca.
  • Hipertrófica o granulosa: La membrana mucosa está engrosada y con apariencia granulosa.

Diagnóstico y tratamiento de la faringitis crónica

Las opciones de tratamiento son tan variadas como las posibles causas de la faringitis crónica. Por lo tanto, el primer paso es acudir a un médico otorrinolaringólogo para determinar el origen del problema y descartar otras patologías, como tumores o infecciones causadas por hongos.

Las pruebas diagnósticas suelen incluir una exploración con un nasofibroscopio, una cámara minúscula que permite observar en detalle el interior de la nariz, la faringe y la laringe.

En función de los resultados de esa primera observación, el otorrino puede realizar o solicitar pruebas adicionales. Por ejemplo, un frotis faríngeo si hay sospecha de infección bacteriana, analíticas para detectar enfermedades asociadas, o una biopsia mediante endoscopia si hay alguna lesión sospechosa.

La faringitis crónica tiene cura o, al menos, un alivio de los síntomas que hace que no interfiera en la vida cotidiana. Si está causada por otra patología subyacente, se puede controlar la irritación de la faringe tratando la enfermedad de origen.

Así, el tratamiento médico puede incluir protectores gástricos y cambios en la dieta para el reflujo, antibióticos para la infección crónica de estreptococo, o antihistamínicos en caso de alergias, por poner algunos ejemplos.

En ciertos casos, se pueden considerar procedimientos quirúrgicos, como en amigdalitis recurrentes para extirpar las amígdalas, una operación de nariz para enderezar el tabique nasal, o cirugía de la sinusitis en caso de faringitis crónica mucopurulenta.

A pesar de los avances médicos, la faringitis crónica es, para muchos, un compañero de por vida. La mejor forma de sobrellevarla es cuidando nuestra garganta con buenos hábitos:

  • Dejar de fumar y reducir el consumo de alcohol.
  • Evitar los ambientes irritantes (con humos, sequedad, frío).
  • Mantener la garganta hidratada, pero evitar las bebidas muy calientes y muy frías, o con mucho azúcar, ya que resecan la membrana mucosa.
  • Evitar los cambios de temperatura ambiental bruscos.
  • Llevar una dieta equilibrada que incluya todo el perfil de vitaminas necesario.

En episodios agudos, el médico puede recetar analgésicos, antiinflamatorios y descongestionantes que ayudarán a aliviar los síntomas. Recuerda consultar siempre con tu otorrinolaringólogo antes de tomar medicación, pues es importante confirmar el origen de la faringitis para elegir el tratamiento adecuado.

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