Operación de otosclerosis, clave para recuperar la audición

La operación de otosclerosis sustituye el estribo por una prótesis

La estapedectomía u operación de otosclerosis sustituye el estribo, uno de los huesecillos del oído, por una prótesis que facilita la transmisión del sonido

La etimología nos revela, muchas veces, toda la información que necesitamos saber sobre las palabras. El endurecimiento de un órgano o un tejido es conocido como esclerosis. El prefijo oto, por su parte, engloba todo lo relativo a los oídos. Dos términos que hallan su origen en el griego y que nos resumen rápidamente qué es la otosclerosis: un crecimiento anormal del hueso del oído. Un endurecimiento que provoca, entre otros síntomas, la pérdida de audición. Y cuya única solución, en ocasiones, es la operación de otosclerosis.

Este proceso de remodelación ósea puede afectar a los tres huesecillos del oído medio: el martillo, el yunque y el estribo. En especial, a este último, el hueso más pequeño del cuerpo humano.

Todavía queda mucho por descubrir acerca de las causas que originan esta patología. A día de hoy, no se conoce con exactitud por qué se desarrolla, y los expertos creen que los trastornos del sistema inmunitario y hormonal pueden ejercer una influencia. Se ha identificado, no obstante, un factor de riesgo clave: el componente hereditario. Si existen antecedentes familiares de otosclerosis, las probabilidades de padecer esta patología se multiplican.

El síntoma más habitual de la otosclerosis es, indudablemente, la pérdida de audición. Esta hipoacusia suele ser progresiva, aunque en determinados pacientes evoluciona más rápidamente que en otros. Asimismo, en algunos cuadros está acompañada de otros problemas relacionados con los oídos como los acúfenos o, en casos más excepcionales, el vértigo.

Cabe señalar, además, que esta enfermedad puede afectar a uno o a ambos oídos y que tiende a ser más común entre la población femenina y entre los jóvenes y los adultos. De hecho, es una de las causas más frecuentes de pérdida de audición en las personas de mediana edad.

De la oreja al cerebro: el trayecto de los sonidos

Para comprender cómo repercute esta enfermedad a la audición y, en consecuencia, entender por qué la operación de otosclerosis es indispensable para oír bien de nuevo, hay que conocer antes cómo viajan los sonidos por el oído.

Los sonidos son vibraciones. Vibraciones que son transmitidas por medios como el aire y que, tras ser recogidas por las orejas, penetran a través del conducto auditivo. Cuando atraviesan el tímpano, los huesecillos del oído se encargan de amplificarlas, hasta llegar a la platina del estribo. La vibración de esta pieza genera un movimiento de los líquidos dentro del caracol que, a su vez, mueve los cilios, enviando así los impulsos eléctricos hacia el cerebro por medio del nervio acústico. Por último, el área del cerebro responsable de la audición interpreta esos sonidos.

Los pacientes con otosclerosis desarrollan una anomalía ósea en la platina del estribo que, como acabamos de ver, resulta de vital importancia para la correcta transmisión de los sonidos del oído medio al oído interno. El estribo queda fijado, por lo que no puede vibrar con libertad, y es esta inmovilización gradual la que acaba produciendo la hipoacusia.

La operación de otosclerosis es clave para recuperar la audición

Para diagnosticar esta afección, los especialistas en Otorrinolaringología suelen llevar a cabo un estudio auditivo. Los exámenes como el audiograma o el timpanograma les permiten medir la capacidad auditiva y la movilidad timpánica de las personas afectadas. Y, en caso de que fuese necesario, pueden realizar pruebas de imagen como la tomografía computarizada para visualizar con más detalle el interior del oído.

Con los resultados en mano, los médicos diseñan el tratamiento más adecuado. Normalmente, los fármacos no resultan eficaces para combatir esta patología, sin tener que recurrir a la operación de otosclerosis. Por tanto, si el nivel de gravedad es leve y el paciente desea evitar el quirófano, es usual recomendar una actitud conservadora y el uso de audífonos para amplificar los sonidos.

Aunque los audífonos consiguen hacer frente a la hipoacusia, no surten ningún efecto a la hora de mejorar los vértigos o parar el progreso de la enfermedad. Por este motivo, muchas veces se termina recurriendo a soluciones quirúrgicas, como la operación de otosclerosis.

Cómo se lleva a cabo la operación de otosclerosis

Para efectuar la operación de otosclerosis, también conocida como estapedectomía, los cirujanos acceden al oído a través del conducto auditivo externo o a través de la vía retroauricular, haciendo una incisión por detrás del pabellón auricular.

Una vez allí, pueden optar por extraer el estribo en su totalidad (la estapedectomía) o retirar tan solo una parte, conservando la platina (la estapedotomía). En su lugar, introducen una pequeña prótesis, cuyas dimensiones no superan a los cinco milímetros, que facilita la movilidad de los huesecillos. De esta manera, las vibraciones de las ondas sonoras alcanzan el oído interno sin problemas y se recupera de nuevo la audición.

La operación de otosclerosis puede realizarse con anestesia general o anestesia local, en función de las características del paciente, y suele completarse en un período de tiempo inferior a las dos horas.



Cuando finaliza la cirugía, los profesionales monitorizan el estado de salud del paciente, comprobando que no aparezcan efectos adversos como náuseas o dolor. De todas formas, no es extraño que los días posteriores a la operación de otosclerosis se tenga una sensación de taponamiento en el oído o, incluso, que se altere el sabor de algunos alimentos.

Tras recibir el alta hospitalaria hay que seguir al pie de la letra las recomendaciones del equipo médico para acelerar la recuperación. Es fundamental guardar reposo tras la operación de otosclerosis y evitar cambios de presión bruscos durante unas 72 horas. Hay que tener especial cuidado, además, al sonarse la nariz o estornudar. Durante un par de meses se debe evitar la exposición del oído al agua o los viajes en avión. Y la reincorporación laboral suele demorarse un par de semanas.

Cabe destacar, para finalizar, que hay un pequeño porcentaje de pacientes en los que no se obtiene una mejora de la audición tras salir del quirófano o sufren de vértigo tras la misma.

En la mayor parte de los casos, la operación de otosclerosis cumple su objetivo: frenar la progresión de la enfermedad, recuperar audición y aliviar los acúfenos o los vértigos.

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