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¿Por qué surge el hipotiroidismo en la menopausia?
Los cambios hormonales que experimentan las mujeres durante el climaterio podrían elevar sus probabilidades de desarrollar hipotiroidismo en la menopausia
¿Puede el cese de la menstruación dar lugar a problemas de tiroides? A pesar de que en un principio podrían semejar dos mundos absolutamente diferentes, la aparición de hipotiroidismo en la menopausia no es un fenómeno inusual.
La llegada de la menopausia, además de marcar el fin de la edad reproductiva, supone el inicio de una nueva etapa en la vida de la mujer. Una etapa que puede ir acompañada de sofocos, escalofríos, sudores nocturnos, insomnio, ansiedad, pérdidas de memoria, cambios de humor, aumentos de peso, disminución de la libido, sequedad de la piel, sequedad vaginal y mucosas, pelo más fino…
La interrupción de la menstruación, por tanto, trae de la mano una infinidad de molestias que pueden perjudicar notablemente la calidad de vida de las mujeres. Pero, ¿podría producir también problemas de tiroides? ¿Es frecuente desarrollar hipotiroidismo en la menopausia?
No es extraño que el diagnóstico de esta enfermedad de la tiroides se produzca en un momento cercano a la irrupción de la menopausia, es decir, entre los 45 y los 55 años. Por esta razón, un gran número de mujeres se preguntan cuál es la verdadera relación entre ambas.

Qué es el hipotiroidismo
Antes de adentrarnos en las causas que propician el desarrollo de hipotiroidismo en la menopausia es fundamental echar un vistazo a algunos de sus síntomas más habituales. Intolerancia al frío, fatiga, incremento del peso, piel seca, cabello más frágil, cambios en el estado de ánimo, debilidad muscular, bradicardia, estreñimiento…
¿Resultan familiares? El cuadro sintomático de esta patología es, sin duda, similar al de la menopausia, de ahí que no sea difícil confundir una y otra.
Pero vayamos a la cuestión: ¿qué es el hipotiroidismo? Esta enfermedad nace como consecuencia de un descenso en la producción de hormonas tiroideas. Estas se generan en la tiroides, una glándula con forma de mariposa que se encuentra en el centro del cuello y se encarga de funciones esenciales, como la regulación de la energía y del metabolismo o el buen funcionamiento de muchos órganos.
La causa más frecuente de hipotiroidismo es la enfermedad de Hashimoto. Una afección autoinmune que, como su nombre indica, induce al sistema inmunitario a atacar las células de la tiroides. A pesar de que se detecta muy fácilmente mediante un análisis de sangre, en las primeras etapas no suele producir síntomas, de ahí que su diagnóstico pueda retrasarse.
El hipertiroidismo, por la contra, se caracteriza por un exceso de hormonas tiroideas, lo que da lugar a nerviosismo, palpitaciones, cansancio, sudor, intolerancia al calor, temblores o pérdidas de peso. Esta patología tiene un remedio definitivo: la cirugía. No obstante, todavía no existe ninguna cura permanente para el hipotiroidismo.
Con el tratamiento adecuado, eso sí, es posible mantener a raya los síntomas. Un tratamiento de por vida y supervisado periódicamente por los profesionales de la salud para comprobar la evolución del paciente.
Cuando hablamos de hipotiroidismo es importante resaltar no solo que es más común conforme avanza la edad, sino también que su incidencia crece sustancialmente entre la población femenina, motivo por el cual es tan usual el hipotiroidismo en la menopausia.
Ahora bien, ¿significa esto que la menopausia es la responsable? Para comprender la respuesta a esta incógnita es indispensable entender cómo funcionan las hormonas tiroideas.
La T3 y T4, las dos grandes hormonas tiroideas
Hay dos tipos principales de hormonas tiroideas: la tiroxina (T4) y la triyodotironina (T3). La primera es fabricada en su totalidad en la glándula tiroides, mientras que un gran porcentaje de la segunda se fabrica gracias al proceso de transformación de la T4 en T3.
Además, en este proceso de síntesis intervienen otros dos actores. La globulina fijadora de tiroxina (TBG) es una proteína que transporta estas hormonas a través de la sangre para conducirlas hasta los órganos. Por su parte, la hormona estimulante de la tiroides o tirotropina (TSH) es crítica en la generación de hormonas, pues decide cuándo se debería intensificar o ralentizar su producción.
Los tratamientos para combatir el hipotiroidismo en la menopausia tratan de suplir el déficit de T4. Como el organismo no produce la cantidad suficiente por sí solo, es necesario administrarla desde otras fuentes. Y el medicamento más popular es la levotiroxina.
Pero, ¿y qué sucede con la T3? Como mencionamos anteriormente, el cuerpo se encarga de transformar la tiroxina en triyodotironina, por lo que no hace falta un tratamiento específico para suministrar esta hormona. La propia T4 sintética se convertirá en T3, cubriendo ambas necesidades.
Por qué aparece el hipotiroidismo en la menopausia
La alta tasa de esta afección entre las mujeres y las personas adultas o de edad avanzada provoca que, como es lógico, el hipotiroidismo en la menopausia sea algo habitual.
El paso del tiempo no suele traducirse en una alteración de los niveles de TSH, pero sí puede ocasionar una disminución de la síntesis de T4 y T3, así como un incremento de la T3 reversa, que obstaculiza la acción de la T3. Por otra parte, los estrógenos fomentan la síntesis de la TBG, que se produce en el hígado. Su caída, por tanto, podría contribuir a desencadenar problemas de tiroides.
Esta es, asimismo, una vía de doble sentido, puesto que la glándula con forma de mariposa también puede repercutir en la menstruación, dando pie a alteraciones menstruales o a períodos breves o prolongados.
Sin embargo, no hay muchos estudios que ahonden en la relación entre ambas o profundicen en la influencia de la interrupción de la menstruación sobre la función tiroidea. Con todo, al tener un cuadro sintomático similar, el hipotiroidismo sí podría acentuar todavía más los síntomas de la menopausia, intensificando su impacto en la mujer, y viceversa. Por eso es tan importante controlarlo y seguir el tratamiento diseñado por los especialistas.
Estos dos fenómenos están, en definitiva, mucho más relacionados de lo que podría parecer en un primer momento. Un vínculo que hace que sea más frecuente desarrollar hipotiroidismo en la menopausia.
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